Cristina Gámez. Petium

El trabajo artístico de Cristina Gámez invita de forma permanente al cuestionamiento de los códigos, en un continuo tensar los límites de las técnicas, disciplinas y lenguajes artísticos, pero también invita al cuestionamiento de la autonomía plástica y al rechazo de cualquier dicotomía que se sustente en la oposición. Esta actitud tiene su arraigo en la reflexión que lleva a cabo acerca de los elementos que forman parte del proceso artístico, en su interés por las derivas conceptuales de las prácticas artísticas y en su necesidad de reubicar nociones como ornamento, código, lenguaje, tiempo o movimiento. El resultado no deja de ser sorprendente: Gámez consigue transformar cualquier medio artístico en el que se inscriba su actividad, situándose en los límites de una práctica artística híbrida y plural. Por la naturaleza filosófica de su trabajo y especialmente por los temas que trata, su obra resulta muy difícil y al mismo tiempo muy fácil de abordar. Sus conceptos y temáticas son variadas, como lo son los formatos y las técnicas que utiliza de forma habitual, siendo la filosofía la clave para entender su trabajo artístico. A través de sus obras Gámez genera lecturas abiertas, entendiendo que su bagaje como artista, su biografía y sus influencias están proyectadas en ellas. Pero nada está cerrado: todo está abierto para que el espectador construya su historia y al mismo tiempo reflexione o cuestione lo que cuentan las obras.

Con Petium Gámez aborda de nuevo el concepto de naufragio como metáfora existencial y la relación entre el náufrago y el espectador, dos figuras indiscernibles que a veces llegan a confundirse. Petium (palabra latina que significa pecio) es una propuesta expositiva que forma parte de un trabajo que la artista lleva desarrollando desde el año 2004, con proyectos como la Casa Hilvanada o Náufragos de interior, y que ahora contextualiza en el espacio de El Tanque. El origen de Petium remite a La casa hilvanada (2004), un proyecto de tipo instalativo con piezas de Gámez, y los artistas Tahiche Díaz y Lena Peñate, dispuestas en diferentes estancias de una vivienda del siglo XVII. A ese espacio afectado ya artísticamente regresa años más tarde para construir un relato audiovisual, una pieza de video titulada Náufragos de interior (2019). En ese escenario la artista desarrolla un relato coreográfico en diálogo con las intervenciones realizadas con anterioridad: la narración surge a partir de ellas en un recorrido que concluye con un naufragio final.  Náufragos de interior nos conduce, por tanto, hacia un viaje por la memoria, un viaje corporal a través del movimiento y la danza, un viaje por los naufragios de la vida contados a partir de una intervención artística. Gámez sintetiza aquí el sentido simbólico de una historia con la imagen espejo de un techo a cuatro aguas convertido en barco flotante con el que realizar diferentes viajes metafóricos. Uno de ellos podría ser el viaje de la vida privada, susceptible de irse a pique en cualquier momento, o bien la metáfora del carácter político de la vida doméstica que sale afuera y actúa en el mundo, salvándonos de otros posibles naufragios. Y aunque intuimos que estamos ante una pieza audiovisual autobiográfica que recoge la memoria de una relación amorosa vinculada a un lugar concreto, como el naufragio de un hogar o los naufragios interiores de la artista, es esta una historia abierta repleta de metáforas.

En Petium la artista profundiza en el manejo de los códigos de la danza y en una forma de narrar en la que el texto, impreso en el cuerpo de un bailarín, no importa y la comunicación se establece a partir de las conexiones con los diferentes elementos de la escena. El espacio de El Tanque, los objetos, el sonido y las videoinstalaciones establecen un diálogo especular con el espectador, que entra un lugar metafórico, en un viaje mental que es a la vez un viaje genérico universal con el que puede identificarse: los protagonistas-personajes-artistas-espectadores son elementos reales y presentes transitando por un espacio mental.

Petium plantea así una dicotomía vital: ¿quedarse en tierra firme, o adentrarse en el mar y arrojarse  a la incertidumbre? Navegar es lanzarse a la aventura, asumiendo los naufragios. Navegar es arriesgarse a vivir con todas las consecuencias. Alejarse de tierra firme. Adentrarse en lo insondable. Abandonarse a lo imprevisible. Abrazar la anarquía. Navegar. Desorientarse. Naufragar. Volver a naufragar. El náufrago asume el riesgo, descubre, lucha, fracasa, gana, y a veces sale indemne del infortunio. Y allá en la distancia, en tierra firme, a salvo, sin riesgos ni perturbaciones, el espectador curioso contempla desde la orilla el naufragio ajeno como espectáculo. Tras las tormentas, una vez transgredidos los límites, solo quedan los restos del naufragio. Y el náufrago se pregunta entonces qué hacer con ellos.

Texto de presentación de la exposición Petium de Cristina Gámez, en el Espacio Cultural El Tanque (Santa Cruz de Tenerife), del 19 de abril al 9 de junio de 2024. Comisaria: Yolanda Peralta.

2 comentarios

  1. Qué bien escribes, Yolanda, por supuesto que en tí es parte indisociable de tu excelente trabajo como curadora, con muchas ganas de ver la exposición de Cristina Gámez !!!

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